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NO COPIAR.

Por favor, NO COPIÉIS SIN MI PERMISO. Si os gusta alguna entrada y la queréis poner en vuestro blog, ningún problema, siempre que:
1. Me lo digáis a mí primero.
2. Pongáis que lo he escrito yo.
Ya me han copiado más de uno y no me ha hecho nada de gracia.

Un beso.

Buceando en mi interior

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Me gusta dormir. Muchísimo. Y la nieve, ver el cielo blanco un día y saber que va a nevar. Me gusta cantar, aunque lo haga mal, me encanta la música, sobre todo el Rock. Me gusta, me encanta, la fotografía, tanto artística como tonta. Me gusta hacer (me) fotos, verlas, disfrutar con las imágenes. Luego me gusta retocar esas imágenes, darles mi toque, poner mi esencia. Quitar lo feo y pintarlo bonito. Porque también me gusta ser feliz. Y sonreír. Y reírme de todo y de nada, llorando siempre, eso sí. Y cuando tengo un día malo, me gusta que sea malo. Me gusta disfrutar de mis depresiones, seré tonta, pero… No intentes animarme cuando esté mal, simplemente, déjame llorar y punto, se me acabará pasando. Me gusta comer chocolate. Está buenísimo. Pero que sea negro, cuanto más puro, mejor. Me gusta sentarme en la hierba y arrancarla. Y cuando hay tréboles de cuatro hojas, me gusta encontrarlos. Igual que encuentro lo bueno dentro de lo malo. Me gusta el color amarillo. Me gusta soplar las velas de una tarta de cumpleaños. Me gusta empanarme, sí señor, y lo hago de maravilla. Me gusta mirar las estrellas pensando que alguien más las estará mirando conmigo.

jueves, 27 de enero de 2011

Es imposible parar algo inevitable.

Está cansada de día. Últimamente trabaja mucho. Se pone el pijama, ancho, cómodo. Baja a la cocina, coge un tazón y lo llena de leche. Lo calienta, mucho, tiene frío, y se echa colacao. Lo sube hasta el salón, le apetece relajarse un poco. Enciende la tele. No echan nada interesante, así que la apaga. Prueba con el ordenador. Decide revisar sus correos, y descubre que tiene uno nuevo.
<<Ya ha contestado. Mierda... La verdad es que no me apetece ni leerlo>>.
Y se para un momento. Se sorprende a sí misma pensando eso. Durante 4 meses, él ha ocupado totalmente sus pensamientos, la ha hecho feliz. Solo hablaban por ordenador, y se veían a la cara muy de tarde en tarde, y cada vez que le veía conectado, una sonrisa invadía su cara, ese cosquilleo, esa felicidad extrema que sientes cuando estás enamorado. Fue una relación extraña, difícil, pero bonita. Acabó hace cerca de un mes.
Desde entonces, ella, en otros tiempos siempre alegre, se ocultaba bajo una máscara de falsa alegría, aparentando estar bien. Se engañaba incluso a sí misma, se creía fuerte. Pero la noche coseguía vencerla siempre. No podía evitar que sus ojos se bañaran en lágrimas al acordarse de él, de sus besos, de tantos momentos...
Sin embargo, esa semana, las cosas cambiaron. No pasó nada especial, pero algo se activó de repente. Se dio cuenta de que ya no pensaba en él siempre, solamente le recordaba de vez en cuando. Y ya no se conectaba tanto, no dependía de él como antes. Y sobre todo descubrió que no la merecía la pena seguir llorando, pasándolo mal. La sorprendió esa reflexión, darse cuenta de que ya no le producía felicidad tener noticias suyas, sino malestar. Algo se le revolvía dentro cuando recibía sus correos, quizá no necesitaba seguir removiendo el pasado. <<Lo dejamos, y se acabó. Puedo seguir adelante. Tuviste tus motivos, ahora me haces a mí tener los míos. No me merezco estar mal...>>.
De repente, empieza a reírse. Y no puede parar. <<Qué tonta soy a veces...>>
El mensaje no era de él.

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